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domingo, 25 de diciembre de 2011

Dulces reflexiones y Feliz Navidad

Esta será mi primera publicación y aportación a este blog (y espero que no la última). Para ello elegí un tema un poco profundo, a pesar de que no suelo tocar este tipo de temas. La semana pasada acudí a un congreso a Sevilla, donde realicé numerosas actividades y recibí gran cantidad de charlas. Entre todas ellas hubo una que me pareció muy interesante, ya que consiguió que pensara y reflexionara durante un rato.
Esa charla comenzó con un simple cuento, una fábula como otra cualquiera, y que decía así:
Iba un día un granjero andando por el bosque cuando se encontró con un huevo tirado en el suelo. Dicho huevo era de águila, pero a él no le importó, y lo cogió igualmente para llevarlo a su granja. Allí lo dejó en el gallinero con la finalidad de que las gallinas lo incubaran y que fuera criado como un pollito más. Y así fue, durante años el aguilucho se comportó como una gallina más: escarbaba en la tierra buscando insectos y gusanos, cacareaba, y hasta sacudía sus alas para volar unos metros por el aire, imitando el vuelo del resto de gallinas que lo rodeaban.
Un buen día, el granjero recibió la visita de un naturalista. Al pasar por el jardín se encontró con aquel panorama: un águila comportándose como una gallina más. Entonces decidió preguntarle al granjero:
- Perdona pero, ¿ese animal del medio de tus gallinas es un águila, como la tienes ahí?
A lo que el granjero respondió:
- Un día encontré un huevo, y lo traje para el gallinero para que fuera incubado y criado como una gallina más. Y ahora ya ves, es una gallina más de mi corral.
El naturalista respondió a esto con un rotundo:
- ¡NO! El águila es y será siempre un águila, no una gallina. Tiene el corazón de un águila y esto hará que vuele algún día como otra de su especie.
El granjero por su parte seguía seguro de que no podría volar, y que era una gallina más de su corral. Así pues, decidieron hacer una apuesta, y fueron a una montaña para soltar el águila.
Una vez llegados a la montaña, el naturalista cogió al águila, la sostuvo firmemente con sus brazos extendidos en dirección al barranco, y le gritó:
- Ya que tu eres un águila, vuela como una más de tu especie. Tu perteneces al cielo, y no a la tierra como una gallina.
Entonces la arrojó al barranco con la esperanza de que volara…
Y ahora es cuando viene el momento de pensar:
¿Creeis que finalmente voló o no?¿Se daría cuenta de que era un águila, o en su mente seguiría la idea de que era una simple gallina?
Cada uno que le ponga el final que quiera a este cuento. Los habrá que crean que el águila nunca más volvió a mirar al cielo y murió creyendo que era una simple gallina de corral, y los que crean que abrió las alas y voló como el águila que era, para nunca volver.
Este cuento nos enseña la fuerza de la mente y de los pensamientos. Tu cerebro será el que imponga el límite a tus actos y tus sueños, tus miedos, tus valores… Si crees que puedes, ¡lo harás!
Yo os recomiendo a todos que abráis vuestras alas y echéis a volar. No os conforméis con picotear los granos de maíz que os arrojan a los pies, porque valéis para algo más que eso.
Si tenéis un sueño, luchad por él!
Acertijo: Hay seis ranas encima de una piedra situada en el medio de un estanque. Una de ellas decide tirarse al agua. ¿Cuántas quedan en la piedra?
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Seis, porque decidir no es hacer...

Por Borja Seijo

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Bendito ejercicio de espontaneidad

Dejándome con el culo al aire
Aquí estoy, sin grandes novedades, sin haber cultivado mi criterio en cuanto a Jazz, Soul o Country. Aquí estoy, como casi siempre, con pavor de no saber expresarme con claridad al extender mis pensamientos en este pequeño espacio del que me sirvo para transmitirlos. Pero aquí estoy de nuevo, que es lo importante. Luchando contra esa presión, esa pereza de la que engalano mi esencia cuando me dispongo por obligación a escribir algo. Tengo 5 blogs, tendré que decirle algo al mundo ¿no? Es algo que siempre está ahí por mucho que no quiera. Porque el caso es que quiero escribir, pero muchas veces no sé ni por donde empezar. Aunque... ¿a quién le debería importar lo que yo piense? ¿A quién le debería importar lo que un ser extremadamente tan complicado de entender, visceralmente extraño en sus comportamientos en sociedad y lleno de contradicciones podría contar en esta ridícula página que se crea para hacer creer que es más importante que el resto de la humanidad? Al fin y al cabo soy esa persona que no hace más que alimentar su ego, de infinito afán de protagonismo, ridículo a todas luces en su forma de comportarse, y que simplemente llama la atención en busca de un reconocimiento social que no podrá obtener de ninguna otra forma ¿no? Posiblemente sea así. Es lo que dice o piensa todo el mundo y así debe ser. Al menos en parte lo es. Lo dicho, al menos en parte. Y si así es, no pienso discutirlo, puesto que no soy quién para juzgarme. Estos 24 años no me han servido para nada. Soy un inútil y ni me he llegado a conocer una pizca ¿verdad? Por eso, si me disculpáis, me pondré a mejorar el conocimiento de mi persona, para lo que necesito recobrar viejas costumbres y aprender de nuevo todo lo olvidado ¿puedo? ¿De verdad que puedo? Gracias.  Porque sí, a veces aprender no es más que recordar aquello que se ha dejado atrás, sobre todo para los que poseemos una pésima memoria (lo juro por Snoopy). Y las viejas costumbres, sin duda, ayudan a ello. Y una de ellas es plasmar en esta bazofia de rincón web mis miserias.

(Pausa para tomar un vaso de agua)

¡Leñe! Ahora que me doy cuenta, creo que ya tengo otra razón más para seguir contando algo. ¿Pero qué cuento? La verdad, poca cosa. Le doy tantas vueltas a la cabeza a lo mismo tantas veces que no me supone novedad hablar de ello, por mucho que al pequeño número de curiosos que lean esta entrada les interese. ¿O habrá que dar detalles? ¿Detalles como que he cenado tortilla os parece interesante? ¿O que recenado en un bar tomando dos cañas y sendas tapas aún a sabiendas de que no debería porque pretendo bajar algún que otro kg para entrar mejor en el traje de fin de año? ¿Colgar anuncios ofertando clases particulares os parece mejor? Nada de eso, seguramente os guste más saber si hago un movimiento adelante-atrás o viceversa a la hora de limpiar mi queridísimo y reluciente trasero tras defecar. Bingo. He acertado de pleno ¿a qué sí? Seamos serios... Por muy desvergonzado que pueda llegar a ser, estas cosas no se las cuento a cualquiera que no se lo merezca un mínimo, y siempre dependiendo del nivel de confiscalidad en el que catalogue cada tipo de información que facilite a mis allegados. Y por muy loco que parezca, no será más de lo que yo quiero ser. Y tendré motivos, más de lo que el diminuto cerebro que caracteriza a las analistas masas se pueda imaginar. Si parezco loco, te ríes de mí, bien por ti. Si lo haces a la cara, sentiré lástima, no mucho más de lo que la indiferencia me permita. Si te ríes conmigo, mejor para los dos. Seremos felices. Pero siempre trataré de ser mejor de lo que tú nunca serías, y hacer algo que tú nunca serías capaz, aún me suponga el rechazo social. Podría ser como tú eres, podría ser como tú más odias que sean los demás, querido curioso lector. Soy capaz de todo eso y mucho más, porque ya lo he hecho. E igual que muchos se han quedado con la imagen desprendida por esa famosa figura de tintes cómicos y gustos musicales discutibles, a la par que universalmente etiquetable tal y como he dejado constancia en el párrafo anterior (estoy hablando de mí, ¿qué si no? ¿Aún lo dudabas? Ya sabes, soy un egoísta), seguramente aunque se lo explicara con la mejor dosis de mi verborrea, no lo llegarían a entender. ¿Por qué? Entender no es tanto un ejercicio de comprensión como de altruismo o empatía. Y seguimos creyendo que nuestros diminutos e insignificantes mundos son lo único que existe, más que pensar más allá de nuestras propias experiencias. "Este gitano me ha robado la consola. Este otro se ha comido mi bocadillo. Y aquel me ha mangado la llave del coche. Todos los gitanos son unos hijos de puta" Pero, ¿te has relacionado con todos los gitanos del mundo? Tu cultura es la única válida en este mundo ¿no? La suya hubiera sido mejor exterminarla en su momento. Tu idioma es el mejor y como en tu burbuja no hay nada más ¡Viva la guerra y el miedo! Gente sufriendo, llorando, muriendo en vida por la falta de sus familiares más cercanos, con las extremidades mutiladas o simplemente sin poder hacer vida normal debido a que han quedado sordos culpa de ese estruendo que les ha agujereado el tímpano. ¡Imagen pura y dura de felicidad! Sin duda. Pena que tú, gran patriota, no fueras más 'feliz' de vez en cuando. 

Pero, ¿por dónde iba? (me he ido por las ramas... ¡Qué raro!) ¡Ah sí! Ya recuerdo. Pues sí, el hecho de que esté aqui proclamando al cielo y al infierno mis idas de olla, sin mayor pretensión que la de dejar constancia de mis inquietudes embadurnadas en una asquerosa fiebre de justificación y victimismo, cosa que aborrezco por otra parte, posiblemente se haya debido al autoconvencimiento de satisfacer el sentido del deber para con el hecho de tener estos blogs aquí parados sin más motivo, consiguiendo que éste venza en su particular duelo con la señora pereza. Eso sin contar que en el fondo me acabo liando como las persianas y me gusta decir chorradas como edificios de diez plantas. Pero bueno, ya que despotrico, en apariencia como si me hubiera enfadado con el mundo entero, al menos lo hago sabiendo que no hay un guión fijado y que es tan natural como la vida misma, sin pensar lo que voy a corregir cuando acabe de escribir, dejándome llevar por la vorágine de cohesión de este pequeño mítin sobre el último capítulo de mi historia a la que me han llevado mis dedos, cuya velocidad en estos precisos instantes supera a la de mis pensamientos ¡Bendito ejercicio de espontaneidad y decisión! 

Y ya que hablamos de ejercicio, no me olvido del de sinceridad, el cual seguramente está presente en estos mismos instantes más del que debiera ofrecerle a todos (amigos, conocidos y desconocidos) en conjunto mediante este medio, pero que no me supone problema alguno gracias a la poca consideración que guardo ante tal información. O simplemente no soy un gran celoso de mi intimidad, puesto que la mayoría de mis pensamientos semejan a mis ojos poco menos que nimiedades al lado de otros problemas de mayor alcance e índole, sin contar por supuesto que estoy plenamente orgulloso de mí mismo. Soy condoleciente y exigente conmigo mismo a partes iguales y no me arrepiento de lo que haya hecho o esté haciendo. Sean tonterías en apariencia o no, sé la cantidad y/o el peso de los motivos que me han llevado a desencadenar los sucesos que me han traído hasta aquí, así que no me servirá de nada lamentarme. Por eso, así seguiré haciendo las cosas, aprendiendo, riéndome de mí mismo en la medida de lo posible y tirando para adelante hasta que la muerte me acompañe. Así que... ¿qué tal? ¿Cómo lo véis? ¿Muy contradictoriamente egocéntricos mis razonamientos? ¿Esto que os he contado os ha entretenido más? Lo digo porque si la respuesta es afirmativa, siento decir que no pienso desbarrar más, así que no os preocupéis que ya acabo ahora. Los que no podáis aguantar, aprovechad para bajar a la librería de turno a comprar el 'Hola'. Y como en el fondo soy de fiar (muy en el fondo), no deseo prolongar más este momento, el cual considero bueno, y de los cuales se dice que suelen ser breves. Soy consciente de que si me excedo, lo más probable es que pierda el hilo y empeore el producto. Por tanto mejor me despido por hoy y os invito a la próxima entrada de delirios varios por mi parte, puesto que me he dejado cosas en el tintero, y si de verdad tenéis algún tipo de interés en conocerme, aguantar mis memeces, a lo que nunca he querido obligar, qué menos que haceros saber que soy más complejo que el funcionamiento de un reloj suízo. Así que interesados, os aconsejo usar como armas la comprensión, la empatía y el respeto además de la sinceridad a un grado máximo, y ante todo, tener paciencia. Ya sabéis. A mí me ha costado llegar a conocerme 24 años... y los que me quedan.

Por Marcos Pantani

jueves, 24 de noviembre de 2011

Consejos para afrontar la debacle sistémica

Help! I'm dying!
El motor de este sistema herido de muerte se apaga. Ni las técnicas de primeros auxilios, ni las cirugías, ni siquiera los trasplantes servirán; es imposible salvar al condenado a la horca. Muchos intentarán hacer como si no pasara nada, pues tienen un interés vital en que el actual paradigma continúe vivo, ya que sus privilegios individuales, sus excesos y crímenes no castigados, beben de él. Pero el barco se hunde, pidiendo a gritos un cambio que nadie parece estar dispuesto a poner sobre la mesa.

Entre tanto, como individuos, hay una serie de actitudes que podemos adoptar para que los años de austeridad e inestabilidad económica no nos afecten en demasía. Tales actitudes, sobra decir, son perfectamente válidas incluso en épocas de bonanza, ya que se fundamentan en una premisa básica: consume únicamente aquello que necesites de verdad, razonadamente. De ese modo, escapamos al lazo invisible que nos echan las empresas, llevándonos por el redil del consumo descontrolado, irresponsable e ilógico.


En primer lugar, tenemos que reducir el consumo, en general y en concreto. No es una cuestión que se limite al plano monetario; muchas veces consumimos por el placer de consumir, sin que haya una necesidad real subyacente al acto de la compra. Pongo como ejemplo a esas personas que se van de tiendas todas las semanas -a veces todos los días-, y se tiran las horas delante de escaparates. Bien, por un lado me alegro por ellas (tienen una cuenta bancaria bien inflada que se lo permite), pero por otro lado pienso que a lo mejor esa tendencia a la compra continua esconde algún tipo de carencia emocional, puesta ahí por los titiriteros del sistema. ¿El placer de la compra? ¿La creencia de que la ropa les abrirá nuevas puertas o posibilidades?

En mi caso, hace casi un año que no compro ropa, porque no la necesito, y no tengo ningún reparo en seguir así hasta que una necesidad real me obligue a ir a la tienda. Mi armario está surtido de prendas variadas y en perfecto estado. No digo que no podamos darnos un capricho de vez en cuando, ni que vayamos andrajosos por la vida, pero tenemos que parar la estupidez intrínseca de "ir de compras porque sí". Esto es aplicable a todo: electrónica, muebles, utensilios de laboratorio para el cultivo de cepas mortales de viruela, etc.

Consumir menos, a la postre, redundará en un beneficio para el medioambiente, ergo, en una mejor salud de los que habitan el planeta. ¿O acaso ves una razón de ser a este crecimiento ilimitado, edificado sobre el consumo sin pausa y los abusos al medio? ¿Qué sentido tiene que las cosas duren cada vez menos y estén más caras? ¿Cómo permitimos este despropósito? ¿Somos memos? Los recursos son condenadamente finitos, deberíamos saberlo. En una palabra: locura.

En segundo lugar, para hacer efectiva la primera premisa, tenemos que desmarcarnos del grupo, desoyendo a los medios de comunicación, sesgados y contaminados por intereses económicos, y a la sociedad en general, que te empuja a consumir para ser feliz. Tener X aparato, vestir de Y manera, conducir Z coche o realizarte un mastodóntico estiramiento de pene en una clínica ilegal tailandesa no te hace mejor. Ellos te lo venden como requisito indispensable para la elaboración de la fórmula del éxito, pero es todo humo. No serás más feliz, solo más dependiente de lo material y de la opinión de los demás; garantizado.

Aquellos que te "quieren" por lo que tienes o lo que aparentas, son totalmente prescindibles en tu vida. Te perjudican con sus vacuos razonamientos y huirán como ratas ante el mínimo signo de problemas. Son esclavos del sistema y tienen mente colmena; no esperes gran cosa de ellos.

En cuanto a las autoridades... las noticias, los periódicos, los gobiernos, etc., están todo el día con la crisis a vueltas. Es un ejemplo de condicionamiento negativo. Que si la Bolsa se hunde, que si tal país necesita un rescate, etc. Con ello te "justifican" que vas a cobrar menos y pagar más y que te recortarán tus derechos; es un puñetero invento para mantenerte quieto y callado, dentro del lienzo que pintan ellos. La única crisis real es la que se han montado los dueños del tinglado, y con un poco de suerte se les acabará el chollo pronto. Lo mejor que nos puede pasar es que el sistema reviente de una vez por todas y podamos construir algo nuevo sobre estas ruinas apolilladas. No debemos desear bajo ningún concepto la recuperación de esta estructura defectuosa, ya que de ser así todo seguiría igual y no avanzaríamos.

En tercer lugar, hemos de prescindir en la medida de lo posible del coche. Subirnos a nuestro vehículo para desplazamientos dentro de nuestra ciudad es un dislate. Consume una barbaridad, tardas más tiempo buscando aparcamiento que llegando a pie, y contribuye a empobrecer tu salud, por el sedentarismo, además de contaminar que da gusto. Si limitamos su uso, veremos que nuestros ahorros crecen y que nuestra salud mejora. Idealmente, si no lo necesitamos podríamos considerar la opción de vender el coche, y así librarnos de seguros, impuestos y compañía.

El automóvil es un símbolo de una época, en mi opinión, realmente lamentable y que es mejor superar cuanto antes.

En cuarto lugar, reprogramar nuestros hábitos en casa. Dejar la tele encendida mientras estamos en otra estancia, abrir el grifo sin interrupción al lavar los platos, no apagar las luces de la habitación, no reciclar... Este es uno de los primeros obstáculos que tenemos que superar, pero a la vez el más fácil. Si hay contenedores habilitados para la separación de residuos domésticos cerca de nuestra casa, no tenemos excusa para no hacerlo, salvo que seamos diminutas marmotas y no podamos llegar a las ranuras de los susodichos contenedores. Puntualizar que si hemos seguido la primera premisa meridianamente bien, no deberíamos tener tanta basura que separar después.

Bueno, ya sé que no son unos consejos muy concretos, pero creo que se entiende la idea general: se puede vivir perfectamente con menos. No necesitamos tanto como nos hacen creer y, sobre todo, la cantidad no nos dará la felicidad. Si así fuera, ¿por qué este planeta tiene tantos problemas? Nada más que decir.

Por Elemento Cero


lunes, 14 de noviembre de 2011

Sibaritismo musical

Soy francés y en esto del Saxo no hay quien Mégane
Tom Hanks, dando vida a Forrest Gump en la película de mismo nombre allá por 1994 haría famosa esta frase: “La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te va a tocar”. Una idea que puede dejar entrever lo aquí quiero plasmar, aunque yo no guste de dicha cita por la, segundo mi, inconexión conceptual patente de la comparación. Pero eso es otro cantar. La vida, aún si es una caja de bombones, la cisterna de un camión-cisterna (valga la redundancia) que simplemente da vueltas, o la sucesión de las diferentes estaciones anuales repetidas cíclicamente, lo cierto es que siempre depara cambios, novedades, sorpresas y caminos sin recorrer. En este caso, a mí me ha llegado el momento de explorar nuevos caminos, de volver a cambiar de estación del año, de alimentarme nuevamente con masas de mortero, o de probar los bombones menos atractivos que en un principio fueron abandonados en la bandeja. Estoy seguro que algo nuevo que nunca había probado y que de entrada no me había entrado por los ojos, aún lejos de completarme, me perfeccionará (o al menos mejorará).

Así pues, ante esta hambre de cambio y nuevas experiencias, se ha levantado en mitad de mi camino, tal que una estatua recién esculpida, la necesidad de emplear mi tiempo libre en recorrer nuevos horizontes desconocidos. Y es por eso que, tal y como sugiere el título de la entrada, me halle en un momento en el que las ansias por catar nuevos colores de voz, culturas y formas de vida musicales estén al acecho. Ayudado, todo hay que decirlo, por cierto festival de música que tendrá lugar la próxima semana en un conocido local de mi ciudad, donde muy gustosamente me daré de bruces con el Jazz. Sí, Jazz, ese símbolo de identidad americana, íntimamente relacionada con el saxofón y propia de las BSO ambiental de infinidad de filmes. Poco más puedo que añadir puesto que no soy ni mucho menos un gran entendido. Ya que estamos, no descarto en un futuro el Blues, el Country y otros estilos de tinte étnico.

¿Y por qué ahora y no antes? Sinceramente, de los tres estilos de música nombrados, sin haber renegado en absoluto de su existencia, jamás habían creado en mi la necesidad de escucharlos, supongo que penalizados por la escasa cultura que de ellos se guarda en mi entorno, cultura, sociedad, etc. Tampoco voy a negar que algo haya tenido algo que ver el pequeño escepticismo que me embarga ante todo ese afán de protagonismo y complejo de inferioridad que embriaga la exclusividad que ondea como bandera el pueblo norteamericano en todos los campos en los que lucha con ánimo de erigirse como el modelo a seguir. Aún así, aún a pesar de sus costumbres más que discutibles, guiadas por la doble moral, no debemos obviar el resultado de lo ambicioso de las mismas. Han conseguido, en el apartado artístico, aunar y cultivar aspectos multiculturales que enriquecen las mismas, dando como producto grandes obras musicales. Y quien habla de música, podría decir lo mismo de la pintura, el baile y sobre todo el cine.

Así es como curioso yo, e indagando sobre lo referente al Jazz en un afán de acercarme a él paulatinamente, recurro a la enciclopedia virtual por excelencia: doña Wikipedia (no se me puede tachar de original, lo reconozco); en la que comienzo a leer y me quedo con sus inicios, de entrada difusos eso sí.
El jazz es un género musical nacido a finales del siglo XIX en Estados Unidos que se expandió de forma global a lo largo de todo el siglo XX.
Entre los muchos intentos de delimitar y describir el complejo fenómeno del jazz, el crítico y estudioso alemán Joachim-Ernst Berendt, en su obra clásica El Jazz: De Nueva Orleans al Jazz Rock, nos dice:
“El jazz es una forma de arte musical que se originó en los Estados Unidos mediante la confrontación de los negros con la música europea. La instrumentación, melodía y armonía del jazz se derivan principalmente de la tradición musical de Occidente. El ritmo, el fraseo y la producción de sonido, y los elementos de armonía de blues se derivan de la música africana y del concepto musical de los afroamericanos.”
El mismo autor continúa describiendo tres elementos básicos que distinguen el jazz de la música clásica europea:
  • Un ritmo especial conocido como swing.
  • El papel de la improvisación.
  • Un sonido y un fraseo que reflejan la personalidad de los músicos ejecutantes.1
Luego de leer esto, y sabiendo que “La identidad musical del jazz es compleja y no puede ser aislada ni delimitada con facilidad”, tal como se señala en la continuación de este extracto del primer hipervínculo, a uno no le queda más que profundizar en lo que supone este estilo de música para valorarlo con un mínimo de criterio objetivo. Simplemente porque ahondar en su mundo suena profundamente diferente y motivador. Lo diferente, como es sabido, es raro; lo raro es escaso; y lo escaso valioso. Al menos así lo concibe este servidor. Pero esas ya cosas mías. Lo que es seguro es que en breves os relataré la experiencia que me haya supuesto el primer contacto serio con el Jazz, aguardando haber pulido mis conocimientos respecto a él con el ánimo de no verter opiniones poco fundamentadas y/o elaboradas.

Para finalizar, os dejo con la canción más conocida del más representativo trompetista segundo mi (será porque es prácticamente el único que asocio a dicho estilo). Que la disfrutéis.


Por Marcos Pantani

martes, 25 de octubre de 2011

¡Ciao Sic!

Arrivederci, mio amico
A estas alturas seguramente muy poca gente que atienda un mínimo a los medios de comunicación no sepa de todo el revuelo suscitado por lo ocurrido a Marco Simoncelli, motociclista italiano de 24 años, natural de Cattolica, provincia de Rimini, que ayer perdía la vida en el trazado malayo de Sepang luego de una desafortunada caída en la que sus compañeros de parrilla, Colin Edwards y Valentino Rossi, chocaban fortuitamente contra él y su Honda ocasionándole heridas mortales en pecho, cuello y cabeza. Inmediatamente era socorrido por los comisarios de modo más que discutible, para luego ser atendido por el equipo médico del mundial que tras 45 minutos eternos de intentos de reanimación, lo declaraba fallecido a las 16.56 hora local. Nada más se podía hacer. Todo se había acabado para este valiente joven de electrizante pelo y expeditivo estilo de conducción. Y cómo no, el fin de semana de motos con él, en señal de respeto a su persona, como suele ser lógico en estos casos. El motociclismo se viste de luto y sufre así su enésimo varapalo desde las muertes de Shoya Tomizawa y Daijiro Kato.
Pero este terrorífico luto no es exclusivamente asunto del motociclismo, he ahí el problema. El deporte en general tiene por costumbre revivir cíclicamente las consecuencias del bofetón que nos despierta del circense letargo en el que vivimos inmersos día a día. Ese bofetón que nunca llega solo, y que simplemente precede al posterior castañazo que hará acto de presencia con brevedad. Como dice el dicho, el que avisa no es traidor. Y esta semana, desafortunadamante, ha habido aviso. El bofetón de turno, el fallecimiento de Dan Wheldon en Las Vegas, víctima de un accidente múltiple en las IndyCar Series, y ahora el castañazo de Marco. Hace unos meses veíamos también como era azotado vilmente el mundo del ciclismo con las muertes de Wouter Weylandt y Xavier Tondo en sucesivos días. Eso sin contar la de Henry Surtees (hijo de John Surtees) junto con el accidente de Massa en 2009, las muertes de los futbolistas Robert Enke y Antonio de Nigris a finales de ese mismo año y las muy significativas de los grandes escaladores Chaba Jiménez y Marco Pantani en 2004, quien además del nombre comparte curiosamente algunas coincidencias con el piloto de Cattolica.

Todo esto no hace más que reabrir inconscientemente el imperecedero debate sobre el tema de la seguridad, le ataña directa o indirectamente, más si cabe en el mundo de las competiciones en las que el neumático se erige como el verdadero ingrediente. Y así es como surge una pregunta: ¿Es suficiente la seguridad tal como la concebimos? Seguramente nunca lo sea. Seguramente nunca esté de más. Y tampoco ayuda esa arcaica oratoria que practican algunos personajes de peso en el mundo de la competición que aún veneran y ensalzan la figura de los pilotos como si de héroes se tratasen, tal que en el pasado. Sinceramente creo que lo verdaderamente importante hoy en día es educar a las masas en seguridad vial o responsabilidad civil tomando como ejemplo un buen modelo a seguir en el que los jóvenes se puedan ver reflejados, más que potenciar la mímesis del fanatismo romántico y delirante ejercida por los adalides deportivos que ahora yacen en nuestros camposantos. Eso no creo que sea lo que deseamos, tanto nosotros como las familias de nuestros competidores, por mucho morbo que suscite.

Pero todo ello no resta relevancia a los hechos de los cuales hemos sido testigos este fin de semana. De modo que la muerte de Marco no deja de ser ni mucho menos un episodio triste, terrible, amargo, funesto mire como se mire, y que nadie en este mundo desearía escribir. Sin ir más lejos, yo no soy una excepción. Pero aún con todo, y sin considerarlo como una pretensión prioritaria, considero oportuno el realizar un ejercicio de sinceridad y pensar si este suceso ha sido un caso aislado y tan sorprendente como en realidad pueda parecer. No estaría de más meditar profundamente sobre los sucesos acaecidos estas últimas horas para luego discurrir sobre el devenir del mundial. Nos daríamos cuenta de que no podemos obviar el resumen de lo que ha sido este campeonato. Así es como se me plantea esta cuestión: ¿en qué piloto de la parrilla de este año en MotoGP hubiéramos pensado antes si nos hubieran ofrecido su muerte como una posibilidad? Estoy seguro que todos o casi todos hubiéramos pensado en él como primera opción. Su largo historial de múltiples caídas, generadoras de batacazos ajenos en su mayoría, junto con el resto de rifirrafes con sus rivales a raiz de las mismas y sus posteriores declaraciones le han servido para ganarse la antipatía de muchos, no solo en el paddock, si no también entre los miles y miles de aficionados al deporte a motor de las dos ruedas por excelencia. Bautista, Barberá, Lorenzo, Rossi, muy notoriamente Pedrosa y hasta él mismo en innumerables ocasiones han sido sus principales víctimas. Eso hasta ayer, trágico 23 de octubre de 2011. Desgraciadamente, las voces de Lorenzo, Stoner y Pedrosa alzándose contra su agresividad, aparente inconsciencia e irresponsabilidad, en pro de una mayor seguridad en pista a tenor del palpable riesgo que supone el conducir unas monturas a cada año que pasa más potentes y difíciles de controlar, no lograron disuadir al emilio-romano de abandonar el kamikazismo que solía practicar. Nuestro querido Marco no supo o no quiso reconducir su actitud temeraria, y eso ha sido lo que finalmente le ha costado la vida, aunque suene duro y cruel afirmarlo, dada la cercanía del incidente en el tiempo. Esa seña de identidad tan propia, ha sido su fortaleza y su debilidad al mismo tiempo. Lo que lo ha llevado a ascender al olimpo y a descender al averno a partes iguales en innumerables ocasiones. Lo que lo ha hecho terminar su camino antes de la meta.

Con todo esto no pretendo dar una noticia, con la cual ya han sido bombardeados los noticiarios, y por supuesto ni mucho menos realizar una crítica ácida, aunque en su día haya censurado su forma de proceder dentro de los circuitos. Reconozco que el que haya empezado a leer a mitad de texto podría llegar a pensarlo, pero no es el caso. Como mucho, ambicionaría retirar todo atisbo de culpabilidad que puedan estar soportando los otros dos pilotos sumergidos en tal desastroso accidente. Por eso, verlo como un homenaje vestido de crónica suena mejor para la ocasión. Esa es la intención que guardo y lo que de verdad pienso estoy escribiendo. Porque nuestro compañero se lo merece. Una despedida en condiciones.

Y es que la historia de Marco Simoncelli, conocido como "Sic" en el paddock e identificado por su dorsal, el 58, ha sido la de un piloto tan veloz como controvertido. Amado y odiado a partes iguales, nunca tratado con indiferencia. Único e inigualable ya fuera por su forma de correr (metódica, repetitiva, excesivamente dura y agresiva, aderezada con más valentía que talento), su apariencia física (alto, espigado, de irremplazable y eléctrica cabellera rubia estilo "afro") o su comportamiento fuera de la pista (peculiarmente extrovertido, testarudo, sin pelos en la lengua, pleno de sentido del humor y de comportamientos Rossinianos podríamos decir). Definitivamente no era un corredor cualquiera. Catalogado por algunos como el sucesor de su gran amigo y nonacampeón mundial Valentino Rossi, para bien o para mal destacaba por algo, y últimamente se había convertido en el centro de atención de este mundillo. Risueño, pasional, aguerrido, luchador, implacable, cabezón y fiel a su estilo hasta el último de sus días. Ese mismo estilo que lo ha definido durante toda su carrera y finalmente llevado al olimpo de los pilotos. Imposible no notar su ausencia. Así era él. El último campéon de 250cc. Simplemente 58. Simplemente SuperSic. Simplemente Marco Simoncelli.

¡Ciao Marco! Te echaremos de menos.

Por Marcos Pantani

miércoles, 5 de octubre de 2011

Concepto de Educación

Cállate y déjanos ir al recreo ¡pesado!


Esta sección (o blog, dependiendo donde sea leída la entrada) comienza su andadura con la definición del término educación, el cual no es precisamente fácil de definir puesto que hay quien afirma que la misma es omnipresente. Comenzar a desglosar el concepto puede ayudar a comprender el alcance del mismo.

La educación, (del latín educere "guiar, conducir" o educare "formar, instruir") puede definirse como:
  • El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.
  • El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.
  • Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.
  • La educación se comparte entre las personas por medio de nuestras ideas, cultura, conocimientos, etc. respetando siempre a los demás. Ésta no siempre se da en el aula.
Existen tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal. La educación formal hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos, mientras que la no formal se refiere a los cursos, academias, e instituciones, que no se rigen por un particular currículo de estudios, y la educación informal es aquella que fundamentalmente se recibe en los ámbitos sociales, pues es la educación que se adquiere progresivamente a lo largo de toda la vida.
No hace falta realizar grandes esfuerzos para intuir el alcance y poder de esta ciencia, y por tanto obviar que se trata de la arma más efectiva en la tarea manipuladora y controladora de las masas. La verdadera fuente de todo. Por eso es tan importante invertir o no en ella. Es la verdadera responsable de los desaguisados en nuestra comunidad, sociedad, etc; si se me permite la expresión. Así como el pilar sobre el que sustentar nuestra evolución como especie. Como comentaba mi gran amigo y escritor Elemento Cero en una de sus entradas de su blog de hace ya un tiempo: ¿Educación = 4º poder? ¿Y por qué no?

Por Marcos Pantani


 Fuente: Wikipedia

lunes, 19 de septiembre de 2011

Entrevista a Marcos Codesal

Tu cara me suena de algo

1. ¿Cuales son las principales aficiones que tienes? o ¿a qué dedicas el tiempo libre?
Por lo general soy un chico de gustos sencillos pero no exento de peculiaridades, siempre en busca de un cambio de rutina, lo que me ayuda a dejar abierta la puerta a aprender de todo lo que sucede a mi alrededor y sin cerrarme a nada, aunque he de reconocer que lo más típico en mí viene siendo pasar tiempo con mis amigos, lo cual me encanta, así como mantener grandes conversas tomando algo, viajar y conocer nuevos lugares, hacer deporte (fútbol, tenis, etc) y hacer un poco de todo en el ordenador, desde navegar por internet hasta ver películas y series o escribir en mis blogs.

2. ¿Si pudieras cambiar algo de la sociedad actual que cambiarías?
¡A los políticos y a los grandes empresarios por castores y ornitorrincos! Creo que lo harían mejor. No, en serio, cambiaría muchas cosas, pero por ir empezando a cambiar algo eliminaría el orgullo desmesurado en las personas en el terreno cultural, y el dinero de raíz en el plano físico. Pero eso me parece que a estas alturas va a ser muy difícil por no decir imposible.

3.¿Que supuso para ti ser invitado en junto a Diablillo en "A Solaina" de TVG y como tertuliano también posteriormente?
Pues ambos pasos por el programa supusieron para mi dos experiencias realmente gratificantes e interesantes. Nunca había estado en un plató de la televisión y ver como funcionaba aquello fue divertido, atrayente y enriquecedor. Volvería a repetir, sin duda alguna. Simplemente han sido unas grandes experiencias, aunque no lo vamos a negar, tampoco me importaría trabajar en el mundo de la televisión.

4.¿Cómo llevas lo de ser conocido por algunos como "El típico hombre gallego que come churrasco"?
Lo llevo bien la verdad, más que nada porque me lo tomo con humor y sé de sobra que la gente no lo hace por mal, aunque debo reconocer que es cansino por momentos. Y no vamos a negar que también me ayuda a llevarlo bien el que, digamos y en un lenguaje de andar por casa, esté algo "pasado de moda". La gente sabe del mote, me reconoce está claro, pero como si fuera acordado tácitamente, no se habla del tema. El cansancio respecto al tema es mutuo, simplemente, y no tiene por qué ser malo. Más bien es necesario. O al menos es lo que ocurre con la gente conocida.

5.¿Qué es lo que más valoras en una persona y en tu vida diaria?
La coherencia, el respeto, la empatía y la sinceridad ante todo, tanto para lo bueno como para lo malo. De mi vida diaria trato de valorar mucho todo lo que tengo, porque así lo puedo disfrutar antes de perderlo.

6.¿Has cumplido algún sueño en tus sueños?
¿Algún sueño en mis sueños? ¿Eso es posible? No sé a qué se refiere el sueño en mis sueños... pero ciñéndome a la pregunta yo diría que no, que de lo poco que sueño ahora suelen ser pesadillas (risas). Una lástima (sonriendo)

7.¿Cual es tu mejor recuerdo en tu vida, un momento bueno que hayas vivido?
No sabría decir. El día que me tocó la lotería... no perdón, eso aún está por llegar. Ha habido muchos momentos. Supongo que diré la primera vez que sentí cosquillas en el estómago (sonrisa).

8.¿Cuál ha sido el día que has pensado "tierra trágame"?
Una mañana en el instituto. Mearse de la risa es lo que tiene. A veces sucede que es literal. Lo pasé mal, sin duda. Pero si es hoy, salgo corriendo de allí a gritos anunciando que me voy a cambiar de ropa a casa (risas).

9.¿Te arrepientes de algo o de conocer a alguien alguna vez?
No, nunca. Creo que para eso estamos en este mundo. Para errar, cometer fallos y aprender de la experiencia para terminar por desarrollar un buen criterio bien trabajado en consecuencia.

10.¿Qué te gustaría hacer en la vida, que no hayas hecho aún, a dia de hoy?
Me gustaría hacer infinidad de cosas la verdad, desde aprender a mezclar música y desempeñar labores de Dj, hasta escribir con propiedad, aprender a jugar bien a algún deporte más, sin olvidarme de encontrar el trabajo de mi vida, o al menos uno que me haga sentir realizado.

Por Dlj

Fuente: Dlj Magazine

jueves, 15 de septiembre de 2011

Alimentación y veneno

Magdalenas resecas. Ricas en minerales.
El ser humano es una máquina bastante adaptativa, y mucho más resistente de lo que pensamos. A veces, se sobrepone a dolores mayúsculos de forma sorpresiva; es capaz de aguantar tormentos indecibles en determinadas ocasiones, marcándose como objetivo la supervivencia a toda costa; puede identificar dolencias concretas y adaptar su alimentación para mitigar los dolores y acelerar la recuperación...

No en vano, la evolución ha contribuido al desarrollo de unos sistemas perfectamente especializados y coordinados, integrados en un todo que funciona en armonía -el cuerpo-. Este organismo, a mayores, cuenta con "fuerzas de seguridad" que se encargan de limpiar y eliminar elementos indeseados. Por si fuera poco, los procesos mentales de alto nivel que tienen lugar en el cerebro otorgan a este animal un plus de supervivencia, puesto que con su incuestionable inteligencia evitará situaciones de riesgo, fuentes causantes de enfermedades o alimentos en mal estado.

Es una criatura muy completa, en resumen, que no es inmortal pero que puede alargar mucho su vida si se cuida bien. Por desgracia, el ser humano no tiene en cuenta la principal amenaza a su propia existencia: otros seres humanos. Me explico: desde que vivimos en asentamientos más o menos organizados, en grupo, hay unos individuos concretos que se dedican a proporcionar alimento al grupo, ya sean los cazadores de la época de las cavernas o los agricultores del medievo.

Sucede que, con el auge del capitalismo y el afincamiento de los valores humanos en el consumo desproporcionado e irreflexivo, esas personas que ponen alimentos en nuestras mesas han pensado que tal empresa puede ser muy productiva. ¿La clave? Reducir los costos de producción -pues hoy en día ya no se caza-, reducir los controles de calidad, hacer la vista gorda en general y vender a un precio asequible la aberración, que acto seguido será devorada sin pestañear por miles y miles de ciudadanos, con demasiada prisa y poco espacio para cultivar su propio sustento.

A largo plazo vienen los problemas. Esos animales anormalmente hormonados (para que crezcan rápido), esos pesticidas, esos cultivos transgénicos, esos piensos baratos que traen de todo, esa cantidad anormal de sal y azúcar que echan incluso en el pan... tienen premio. El premio es: enfermedades de corazón, obesidad, daños a órganos vitales de carácter acumulativo, complicaciones respiratorias y mil pandemias extra, cuyo origen reside en el consumo mantenido de productos venenosos, cuya producción es -a todo punto- antiética.

Se busca el beneficio, y no hay beneficio en esperar a que los animales crezcan lentamente, que mitad de la cosecha se pierda por una plaga o que el ganado se tenga que alimentar con forraje de buena calidad. La clave del éxito reside en gastar lo menos posible en la producción de un alimento, que desde luego no sabrá nada mal, pero que será una bomba para el organismo. Los gobiernos lo permiten; no os confiéis: las etiquetas nos cuentan muy genéricamente, y de manera eufemista, los ingredientes usados en la elaboración de X producto. Así, se alientan los hábitos saludables en lo que a alimentación se refiere, pero se tolera la venta de comidas y bebidas que atentan contra la salud. Una contradicción más, una de tantas.

En consecuencia, ¿cómo podrá el sistema circulatorio afrontar el flujo continuo de grasas mutadas? ¿Cómo podrá nuestro organismo mantenerse en condiciones óptimas ante el bombardeo constante de azúcares? ¿Qué pasa con los pesticidas y su herencia química?

Mirad un momento las etiquetas de los productos que tenéis por casa; incluso aquellos que por lógica no deberían tener sal, la tienen, y lo mismo con el azúcar o con el gluten. El mismo caso es aplicable a la lactosa. Una persona intolerante a la lactosa no solo ha de dejar de consumir leche y productos derivados, sino que tendrá que renunciar forzosamente a una interminable lista de productos que utilizan el susodicho compuesto en su receta (pan de molde, chocolate, etc.).

Puede que algunos piensen que esto es el precio a pagar para que todos podamos comer algo, pero lo cierto es que se fabrica comida para 12.000 millones de habitantes, todos los días. Es el ejemplo de un sinsentido: sobra comida, pero hay hambre... Aunque esa ya es otra historia. Todo gracias a Don Dinero.

P.D.: podríamos seguir tirando del hilo. ¿Qué hay de los sulfatos que llevan los champús? ¿Por qué las pastas de dientes llevan fluoruro sódico, que es una potente neurotoxina?

Por Elemento Cero


viernes, 26 de agosto de 2011

Joan Antoni Estades de Moncaire (Mallorquín)

Gran recopilatorio de vídeos de este personaje, quien nos ha deleitado con sus gracietas delante de la cámara casi siempre con Cárdenas como actor secundario y con el programa Crónicas Marcianas como medio. Aquí os los dejo para que podáis analizar libremente las peculiaridades más sobresalientes de este grande de la farándula. Seguramente os enamorará desde el punto de vista humorístico, porque no se puede negar que es un gran inductor de carcajadas.










Y luego de ver los vídeos podemos hacer un recopilatorio de las mejores frases que nos ha dejado para el recuerdo, siempre con sus tan característicos respectivos gestos y las ingentes provocaciones del intrépido reportero:
  1. "¡Qué de imbécil usted!"
  2. "¡Porque fue primer alcalde! ¡Qué coño!"
  3. "Tengo acento francés... de padres malloquines, de abuelos mallorquines, de bisabuelos mallorquines, de tatarabuelos mallorquines, de cuartoabuelos mallorquines..." etc
  4. "Emigraron (pensando de ser educado, para decir)...pero, ¡qué le importa todo esto!... ¡Yo soy Malloquín! ¡YO SOY MALLORQUÍN!"
  5. "Bueno, si no rima... ¡cuidado!" (Gesto de ¿eh?)
  6. "Bueno... bueno, no rima, no todo tiene que rimar"
  7. "Veo que falta una cosa que no tal..."
  8. "Cuidado conmigo ¿eh?, que tengo muy malas pulgas" (Señalando con el dedo)
  9. "Recuerda que la boca es para beber y comer" (Mirando descaradísimamente a la chica tumbada al Sol que ha sido colocada estratégicamente)
  10. "¿Qué hace?" pregunta Cárdenas, a lo que contesta Joan Antoni: "¿Qué hago? Mirar", y Cárdenas: "No-no-no mire como un zumbao" para replicarle el poeta muy graciosamente "Zumbao, zumbao...bueno, bueno"
Y ya para despedirnos podemos ver el que para mi es mejor de todos sus vídeos y que cada vez que visiono no puedo evitar sonreir un mínimo esté de mal humor o no. Sinceramente, la mejor terapia contra la tristeza. Cada detalle del vídeo es increíblemente sublime.



Por Marcos Pantani

 
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